Antonio Machado
Soneto V
Huye del triste
amor, amor pacato,
sin peligro, sin venda ni aventura,
que espera del amor prenda segura,
porque en amor locura es lo sensato.
Ese que el pecho
esquiva al niño ciego
y blasfemó del fuego de la vida,
de una brasa pensada, y no encendida,
quiere ceniza que le guarde el fuego.
Y ceniza hallará,
no de su llama,
cuando descubra el torpe desvarío
que pedía, sin flor, fruto en la rama.
Con negra llave el
aposento frío
de su tiempo abrirá. ¡Despierta cama,
y turbio espejo y corazón vacío!
XVI
Siempre fugitiva y
siempre
cerca de mí, en negro manto
mal cubierto el desdeñoso
gesto de tu rostro pálido.
No sé adónde vas, ni dónde
tu virgen belleza tálamo
busca en la noche. No sé
qué sueños cierran tus párpados,
ni de quien haya
entreabierto
tu lecho
inhospitalario.
Detén el paso, belleza
esquiva, detén el paso.
Besar quisiera la
amarga,
amarga flor de tus labios.
Antonio Machado (1875-1939) fue un poeta y
dramaturgo español. Perteneció a la Generación del 98 y, a pesar de ser un
miembro tardío, es considerado uno de los más notables. Se considera, también, que
su obra pertenece al modernismo.
Machado realiza varios viajes a
la capital francesa, donde se relaciona con autores de renombre como Oscar
Wilde y Pío Baroja, entre otros. Unas de sus obras más conocidas son Soledades y Campos de Castilla.
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